27 marzo 2008

DESDE SALALAH A WAHIBA SANDS

En torno a las 7 de la tarde me fui a la terminal de autobuses de Nizwa donde espere el bus que me llevaria al sur del pais, Salalah (lugar de nacimiento del actual sultan Qaboos).
El billete me costo 5 reales (9EUR) y el viaje duro en torno a las 10 horas (900km). El autobus no estaba mal, pero los asientos eran algo estrechos y a penas pude dormir. Llegue a Salalah (capital de la provinica de Dhofar) sobre las 5 de la mañana del dia siguiente, bastante reventado del viaje. Ya que era aun muy temprano, me fui a un hotel (Salalah Tourist Hotel), no muy lejos de la terminal. Como mi plan era visitar Salalah en transito y a continuacion irme a dormir a otro pueblo, ni siquiera reserve la habitacion. Simplemente le pedi al dueño del hotel si me dejaba descansar un rato en el sofa de la recepcion hasta que se hiciera de dia. El hombre acepto encantado y yo le ofreci algo de "baksheesh" (propina) por el favor y tambien por guardarme la malate.
Despues de desayunar, sobre las 8 y media de la mañana, me voy a visitar el museo maritimo, que reconstruye la historia y las tradiciones de un pais volcado al mar. A continuacion fui a vistar el gigantesco palacio del sultan, situado en la misma playa y rodeado de vegetacion exhuberante. Del palacio solo consegui ver su fachada ya que estaba cerrado al publico.


Las playas de arena blanca en Salalah son perfectas para unas vacaciones de descanso junto al mar. No en vano, la playa se ha convertido en una de las principales atracciones de esta ciudad. Por suerte, Oman todavia no se encuentra en la ruta del turismo de masa y uno puede disfrutar de kilometros de playa en soledad.
Yo escogi la playa del hotel de lujo Crowne Plaza Resort, a 7 km del centro de Salalah en direccion a Mirbat, con una enorme playa de arena blanca. La playa es muy bonita y limpia y se pueden ver numerosas aves. Tuve la suerte de ver una curiosa escena: un grupo de pescadores sacando una enorme red de pesca del agua utilizando un 4x4 para tirar de ella (es la pesca de arrastre con jeep).
En realidad lo mas impresionante de los alrededores de Salalah, fue descubrir unos pueblos costeros habitados por unas pocas familias contadas con los dedos de una mano. Esto me hizo recordar a los pueblos costeros de las Islas Canarias en los años 60 cuando aun no habia llegado el turismo y la gente vivia en chozas de piedra, mucho mas feliz que ahora.


De camino al centro de Salalah y no muy lejos del aeropuerto, se encuentra la tumba de Homran, donde se cree que esta enterrado el padre de la Virgen Maria. La carretera que lleva al centro esta llena de puestos de fruta bajo unos cocoteros que conforman una estampa muy fotogenica. Su clima, subtropical y sus playas, llenas de cocoteros y arboles frutales evocan el color y el aroma de Zanzibar.
Sin duda, la mejor parte del dia fue cuando me perdi por los mercados. En el mercado de las frutas y pescados me paso algo curioso. Alli conoci a Haris, un chico muy simpatico, quien horas mas tarde viajaria conmigo en el mismo bus a Muscat. Haris es de Afhanistan y lleva 5 años trabajando en Oman. El me acompaño a todas partes y me mostro Salalah desde una perspectiva mucho mas autentica y humana. Tambien tuve tiempo de visitar el mercado del oro y del incienso. Para comprar incienso, perfumes o algun recuerdo, lo mejor es ir al zoco Al-Hosn, en el sur de la ciudad. Es aqui donde se puede conseguir el famoso perfume de incienso (bakhoor).
Durante el festival de Khareef, entre julio y septiembre, Salalah se vuelve muy colorida y esta llena de eventos culturales, tales como espectaculos tradicionales y folcloricos. Sin embargo, es precisamente en esta fecha, cuando se dan cita las lluvias monzonicas que tienen su procedencia en la India. Durante estos meses, se producen violentas lluvias casi a diario y transforman la zona en un oasis verde y frondoso. Realmente esta parte de Oman es muy distinta de la parte norte, que es mucho mas arida y seca.
Como mi tiempo era tan limitado, no me quedaba otra opcion que coger el autobus de vuelta a Muscat ese mismo dia por la tarde. Asi que sobre las 7pm ya estaba sentado en el bus para regresar a la capital. Fui hablando todo el rato con Haris, el chico de Afghanistan, quien por casualidad, tambien se dirigia a Muscat a arreglar unos papeles de su visado.
Lo que se ve nada mas salir de Salalah son montañas que van dejando paso a un desierto infinito. Oman ocupa una superficie de unas 2 terceras partes en relacion a España. De esta superficie, un 80% es desierto y tiene una poblacion de 3 millones de habitantes, de los cuales un 25% son inmigrantes. El desarrollo economico del pais atrae a trabajadores de Inida, Pakistan, Bangladesh y Afghanistan.
Al llegar a Muscat no habia tiempo que perder, pues necesitaba un trasporte expres que me llevara hacia SUR, pero con una parada antes en la pequeña villa pesquera de Tiwi, que se encontraba en ruta.
Tras negociar un buen precio, un buen hombre se ofrecio a llevarme por la ruta de la costa y en menos de dos horas ya estaba en Tiwi.


El conductor dejo su vehiculo en un aparcamiento junto a una laguna de agua verdosa que destacaba sobre el desertico paisaje. Ahi me esperaria hasta mi regreso. Ante mis ojos tenia uno de los lugares mas fantasticos que he visto, el wadi Shab, un magnifico lugar que vale la pena visitar. A partir de ese momento la pista se convierte de pronto en un empinado camino de piedra en medio de una zona de vegetacion. A medida que voy caminando, paso por unas piscinas naturales, cascadas, palmeras y zonas cultivadas. El paisaje es sencillamente precioso: el verde de las palmeras y el agua de las piscinas contrasta con el color claro de las paredes del barranco. En algún punto hay que vadear el wadi: el agua me llega a las rodillas y hay que ir con cuidado para no resbalar en las rocas cubiertas de algas. Tras andar unos 3 km llego a una zona donde se pueden ver algunas cascadas y más piscinas naturales donde es posible bañarse. A partir de aquí, con más tiempo disponible, es posible seguir andando por el barranco o nadando por el wadi para explorar más allá; Sin embargo, me sale al paso un hombre borracho que me sigue y me grita. Estoy solo en medio de la nada y empiezo a tener miedo. Si doy marcha atras, me asaltara por el camino, asi que decido acelerar el paso y que sea lo que dios quiera. La providencia quiso que unos metros mas adelante me encontrase con un grupo de afghanos que estaban refrescandose en una de las piscinas naturales. Uno de ellos me ve exaltado y tras contarle lo que he visto se enfrenta al borracho. Al momento el resto de afghanos van a ayudar a su compatriota y el borracho, al verse acorralado, da marcha atras. Gracias a ese grupo de afghanos pude disfrutar a partir de ese momento de la belleza del lugar y de un buen baño en las piscinas.
Yo creia que habia llegado al final del cañon, ya que no se veia nada mas despues de la ultima piscina. Sin embargo, mas tarde me entere que justo en la ultima piscina habia un tunel subterraneo que daba a una especie de cueva con luz exterior y donde estaba la ultima piscina alimentada por una cascada. Para entrar a ese lugar maravilloso (que yo me perdi!) era necesario sumergir el cuerpo y cruzar un pasadizo muy estrecho donde solo la cabeza quedaba al descubierto.



Tras un descanso en este maravilloso lugar inicie el regreso al aparcamiento donde me esperaba el conductor. Salimos de Wadi Shab y continuamos el viaje hacia SUR donde llegamos en menos de una hora.
En Sur, lo mas bonito es el paseo de la playa y ver la puesta de sol en la bahia con los barcos de madera de los pescadores.




Sur es tambien un lugar que se usa como base para hacer excursiones a Ras al-Hadd, una pequeña poblacion de pescadores donde su principal atractivo es la oportunidad de ver tortugas gigantes. Este lugar esta a 50km de Sur y hay que pagar una cuota de grupo para poder ver las tortugas. Realmente la experiencia valió mucho la pena. No todos los dias tenemos la posibilidad de ver tortugas de tal magnitud desovando y enterrando los huevos en la arena. Sin duda esos momentos fueron indescriptibles y uno de los puntos culminantes de mi visita a Oman.

Al dia siguiente tomo el autobus de Muscat, pero le pido al conductor que me deje lo mas cerca posible del desierto de Wahiba Sands. Me dio la impresion de que el conductor no conocia el sitio o no me entendia bien. En ese momento varios de los viajeros empiezan a "discutir" a cerca de cual seria la parada mas cercana a las dunas. Como note que no habia acuerdo mutuo, saque la guia de Lonely Planet y leo en voz alta: Al-Qabil Rest House. En ese instante el conductor asistio con la cabeza dandome a entender que ya sabia el lugar exacto donde me tenia que bajar. Le comente al conductor que mi idea era pasar una noche en el desierto con la compañia
Desert Discovery Tours. Es sabido que la gente de Oman tiene un gran corazon y esta vez no iba a ser distinto. El conductor desde su telefono movil llamo a esa compañia y concreto con ellos la hora y el lugar donde me tenian que recoger. Pasada hora y media de viaje, me avisan que ya he llegado a mi destino y Hussein, el dueño de las cabañas donde pasaria esa noche, me estaba esperando.
El lugar no podia ser mas bonito. Me encontraba en las dunas de arena de Wahiba Sands, algunas de las cuales miden mas de 200 metros. Este desierto ocupa una extensión de tierra de 200 km de norte a sur y 80 km de este a oeste, y esta habitado por 3.000 beduinos.
Es un lugar ideal para vivir la experiencia del desierto, observar las estrellas en un cielo puro, presenciar el amanecer y la puesta de sol en lo alto de una duna y degustar los platos tradicionales de los beduinos alrededor de un fuego de campamento.
En las cabañas conoci a dos holandesas muy simpaticas que estaban viajando juntas. Ambas trabajaban para la KLM, en la seccion de maletas perdidas en el aeropuerto de Schiphol. Con ellas y otra pareja de ingleses pase la tarde disfrutando de activadades adrenalinicas con el jeep por las dunas.
A la mañana siguiente tomo el bus de regreso a Muscat, donde paso mis ultimas horas antes de regresar a Holanda. Como aun me sobraba algo de dinero decido tirar la casa por la ventan y me fui a un hotel de 5 estrellas donde desayune en plan buffet con cafe maquiatto italiano. Despues de mandar unas postales a mi familia decidi deambular por las callejuelas de Muscat para observar por ultima vez la forma de vida de los omanies.Y finalmente, para gastar las ultimas monedas que me quedaban, me fui a la barberia, que buena falta me hacia.
Dejo atras un pais y una gente que me han sorprendido gratamente por su gran hospitalidad y por su caracter afable y generoso. Algun dia tendre que regresar a Oman, la perla de la peninsula arabiga.